Durante muchos años, las familias y algunos médicos consideraban que la fiebre en los niños era peligrosa. Algunos de los peligros y temores asociados a la fiebre eran las convulsiones, la meningitis, el daño neurológico e incluso la muerte.

El continuo progreso de la ciencia va demostrando que la fiebre por sí misma no es peligrosa. Hoy sabemos que forma parte de nuestras defensas frente a las infecciones.

En menos del 4% de los niños sanos se pueden presentar convulsiones febriles. No tienen relación con el nivel de temperatura y el tratamiento de la fiebre no las previene. Ni la fiebre ni las convulsiones febriles dañan el cerebro, tampoco provocan epilepsia ni generan secuelas. Luego de una convulsión febril el niño seguirá siendo el mismo de siempre.

¿Qué hacer cuando un chico tiene fiebre?

  • Lo importante es averiguar por qué apareció la fiebre, qué la está provocando, antes que bajar la fiebre a toda costa.
  • Consultar al pediatra lo antes posible, sobre todo cuanto más pequeño sea el niño o si no se lo ve bien. No hay que limitarse a bajar la fiebre pretendiendo “ganarle al termómetro”.
  • No administrar medicamentos antifebriles rutinariamente con el único objetivo de bajar la temperatura en niños, que por lo demás se encuentran bien, no están molestos ni fastidiosos, ya que pueden tener efectos adversos.
  • Los baños fríos o progresivamente fríos no sirven para bajar la fiebre y causan un efecto contrario al que buscamos: generan incomodidad.
  • No alternar o combinar medicamentos diferentes sin consultar con el pediatra: esta conducta puede ser peligrosa porque se podrían potenciar los efectos tóxicos de los mismos.
  • Tratar de no usar medicamentos antifebriles o hacerlo con sumo cuidado en menores de 6 meses.

Lo adecuado es confortar al niño, ponerle ropa cómoda, paños tibios en la frente, mimarlo para que se encuentre contenido, confiado y seguro, hasta que la consulta con su médico oriente los pasos a seguir.

¿Cuáles pueden ser las causas de la fiebre?

Un virus es la causa más común, y se cura habitualmente en pocos días por acción de las propias defensas del chico.

También puede ser generada por una enfermedad moderada o grave, como por ejemplo: otitis, infección urinaria, neumonía, meningitis, etc. A veces se presentan inicialmente sólo con fiebre, por lo que la consulta al pediatra es muy importante para poder diagnosticarla rápidamente y tratarla con las medidas adecuadas.

¿Cuándo consultar con urgencia?

  • Si el niño tiene menos de 2 meses de vida.
  • Si llora en forma inconsolable.
  • Si el chico está muy dormido y/o cuesta despertarlo.
  • Si nota que el chico tiene dificultad para respirar y se encuentra agitado.
  • Si parece muy enfermo y no se lo ve bien.
  • Si tiene alguna enfermedad que disminuye sus defensas.
  • Si el chico tiene manchas o puntos rojos en la piel que no desaparecen al hacer presión sobre ellos.

Grupo de Trabajo “El niño febril”