¿Qué son los lunares o nevos?
La palabra nevo deriva del latín y significa marca, señal o signo. Son acúmulos de melanocitos en diferentes capas de la piel. Los melanocitos son las células que dan el color de la piel.
¿Son comunes?
Son comunes en todas las personas y predominan en zonas expuestas al sol, pero pueden aparecer en cualquier zona del cuerpo.
Los nevos normales o comunes suelen ser planos o de forma redondeada, simétricos, de bordes regulares y de un tamaño menor a 5-6 mm. Algunos comienzan como una “mancha” y con los años toman relieve de color más claro y se ablandan. En ocasiones pueden crecerles pelos.
¿Cómo son los nevos atípicos?
Los nevos atípicos o displásicos suelen ser de tamaño mayor a 6 mm, de forma levemente asimétrica, de varios colores y ser diferentes entre sí. Tienen mayor riesgo de presentar complicaciones con respecto a los nevos normales. Habitualmente aparecen en personas con gran cantidad de nevos (más de 100) y en ocasiones los presentan varios miembros de la misma familia.
¿Qué debería llamarnos la atención en un nevo?
Es importante conocer nuestros lunares y realizar un autoexamen en forma regular como medio de prevención. Recomendamos consultar al especialista a tiempo ante una modificación en la forma, el color, el tamaño o ante una herida que no cicatriza.
Es necesario consultar rápidamente ante aquellos lunares de reciente aparición o que sufrieron cambios en el color y/o la forma y/o tamaño o presentaron síntomas (prurito, ardor, dolor, presencia costra).
¿Cada cuánto deberíamos controlarlos?
El control debería ser por lo menos una vez al año. Cuando hay antecedentes personales o familiares de cáncer de piel tipo melanoma este control debería ser más cercano.
¿Qué evaluamos los dermatólogos?
Para examinar cada lunar utilizamos la regla del ABCDE que evalúa diferentes características:
- asimetría,
- bordes irregulares,
- presencia de 2 o más colores,
- diámetro mayor a 6 mm, y
- evolución en el tiempo (modificaciones).
La presencia de alguna de estas características obliga a los dermatólogos a controlar más de cerca el lunar o incluso al estudio del mismo mediante biopsia o extirpación.