Los límites en la infancia hacen referencia al rol formativo como padres, marcar pautas a nuestros hijos, en una sociedad donde existen normas, y debe existir el concepto de respeto. Es una forma de orientar al niño.
Qué entendemos como límite:
Es la norma que define las conductas esperadas en un contexto determinado. Esto se desprende de los valores que se reconocen en la sociedad (solidaridad, respeto, tolerancia, honestidad, etc.).
Qué es una norma:
Las normas marcan pautas de comportamiento, establecen lo que está permitido y lo que no. Esto permite la convivencia social.
En la primera etapa de la vida del niño se deberá trabajar sobre la interiorización de las normas. Esto permitirá al niño controlar sus impulsos en un futuro. Establecer un límite es enseñar que no todo es posible, esto genera malestar y frustración. Pero esto favorecerá a la personalidad del niño y a su maduración, desarrollando la capacidad de esperar y de entender que no todo puede ser satisfecho inmediatamente. Con nuestra ayuda, el niño podrá ir incorporando normas que le darán conciencia de una identidad.
Entonces poner límites es fundamental para la constitución de la personalidad del niño.
Qué dificultades se esperan ante la falta de límites.
Falta de tolerancia a la frustración (excesivo malestar al no poder realizar lo que se quiere), problemas de conducta (caprichos, agresividad), impulsividad, falta de reconocimiento a la autoridad, dificultades en el reconocimiento del otro como sujeto y semejante.
Cómo se implementa un límite:
-Estos deben hablarse, deben ser explicados de manera clara y precisa, se deben sostener en el tiempo y deben ser recordados en el momento de poner el límite luego de haber sido explicados con anterioridad. Decir que “no” ante una situación que se lo merezca, pero si ante la insistencia del niño o adolescente cambiamos a un “SI”, éste aprenderá a que insistir es la forma de obtener lo que quiere.
-Remarcar lo positivo en forma verbal (por ejemplo: vamos a guardar este juego para poder jugar a otro. En vez de decir, sino guardas este juego, no jugas nunca más).
-Tratar de acordar o establecer acuerdos entre todos los adultos que tienen a cargo al niño para evitar mensajes contrapuestos.
– Evitar gritos, insultos desde el adulto hacia el niño. Esto da cuenta de la imposibilidad del adulto de dar una respuesta ante el niño insistente.
– Sería interesante, al momento de decir no, poder ofrecer una alternativa posible. (Con esto no podes jugar pero vamos a buscar algo con lo que sí puedas).
– Destacar lo positivo, reconocer el buen comportamiento y elogiar al niño. No es necesario marcar el error o el mal comportamiento.
– Tener en cuenta las diferente edades para marcar un límite.
– Reconocer que nos equivocamos y decirlo al niño, es una forma de demostrar que todos nos podemos equivocar.
– Dentro de las normas, hay algunas que deben respetarse siempre y otras que pueden ser flexibles, para esto debemos establecerlas y negociar.
– Desaprobar una conducta, no es lo mismo que desaprobar al niño. (Por ejemplo: por favor ordena tu habitación, y no decir sos un desordenado).
– Tener en cuenta que las normas deben ser para todos por igual
– Evitar generar culpas, ya que esta puede dañar la autoestima. La posibilidad de reparar el daño es importante.
– El niño puede estar enojado frente a una situación, esto no lo podremos evitar, pero sí podemos evitar un mal comportamiento como por ejemplo pegarle a un compañero ante este sentimiento. Para esto debemos dejar en claro que el sentimiento y el deseo son verdaderos pero se debe limitar la forma de expresarlo.
– La forma en que nos expresamos ante lo que esperamos de él, también influye en la conducta del niño. Por ejemplo: en esta casa no se tira la basura en el piso, en vez de decir, la basura se tira en el tacho de basura. Esto lleva a que el niño piense que solo en su casa debe cuidar las cosas, y este comportamiento debe ser así en todos lados, y no solo en su casa.
– El “NO” como límite debe formar parte del diálogo con el niño desde el inicio. Es así como éste logra incorporarlo, darle sentido.
Según las edades del niño, se deben implementar diferentes límites
Niños pequeños:
– Diferenciar capricho de necesidad.
– Los niños menores de 5 años no conocen el peligro y no controlan algunos impulsos, por lo que al decir que NO, quizás no pueda acatarlo. Corresponde al adulto retirarlo del peligro.
– Establecer rutinas, para que exista un orden,
– Formas en que se expresan: berrinches (situación externa que se contrapone con el deseo del niño, evitar que el niño se lastime, y cuando pase este comportamiento se podrá conversar).También aquel niño con comportamiento agresivo que no puede verbalizar lo que le sucede o que no puede comprender.
Adolescentes:
Poner límites puede ser más complejo, ya que el adolescente no los reconoce, esto es por la necesidad de independencia ya que busca realizar lo que desea, busca diferenciarse del adulto, trata de constituir su identidad y la fantasía de que todo lo puede.
Qué podemos decir de los límites para concluir:
Los límites indican al niño qué es adecuado y seguro, esto va acompañado a la socialización del niño, esto ayuda a la integración, a interactuar con la sociedad, a respetar a los demás, a evitar las agresiones verbales y físicas. Aunque al principio el niño no pueda comprender todo, lo irá asimilando de a poco. Cuando un niño arrebata un juguete a otro niño, cuando pega, etc., ahí debe intervenir el adulto. Debemos enseñar el respeto a los demás, pero también es importante enseñar que los demás deben respetarles.
Los límites no indican castigo, son en cambio una demostración de cariño, es una forma de reconocer sus derechos, y hacerles conocer que esperan los adultos de ellos, esto favorece el aprendizaje y el autocontrol. Al establecer normas y limites, los adultos deben buscar un equilibrio, esto dará a los niños seguridad, dará alternativas y promoverá su autonomía.