¿Cómo es el sueño en los niños?

El sueño es una función evolutiva que requiere de la maduración del sistema nervioso. Es imprescindible para un adecuado crecimiento físico y desarrollo neurológico y emocional del niño.

Dormir bien es un hábito que se aprende de los padres. Para poder enseñar, es importante estar tranquilos y así transmitirles seguridad a los hijos.

Hay que tener en cuenta que a medida que el niños crece, las características del sueño van variando:

  • El recién nacido se despierta cada 3 horas aproximadamente, regulado por la alimentación.
  • A los 3 meses, ya puede desaparecer el despertar nocturno y dormir 5-6 horas seguidas. En el caso de los bebés alimentados a pecho en general se prolonga el despertar nocturno para mamar y calmarse.
  • A los 9 meses muchos de los niños duermen toda la noche sin despertarse.
  • La cantidad de horas de sueño va disminuyendo a lo largo de la infancia:
Edad Sueño (hs) Siesta
Recién nacidos 16-20
Hasta 6 meses 10-14 2 veces, aprox. 2 hs.
Entre 6 y 12 meses 10-12 2 veces, aprox. 1 hs.
Entre 2 y 3 años 12 1 vez, aprox. 1 hs.
Entre 3 y 5 años 11-12
Entre 6 y 12 años 9-11
Adolescencia 8-9

Aproximadamente después del tercer mes, bebé comienza a dormir varias horas durante la noche. Los bebés mayores de seis meses no necesitarían tomar el pecho o mamadera nocturna habitualmente pero hay bebés que siguen mamando durante la noche.Las siestas no deben durar más de dos horas. Tampoco es conveniente que el niño se acostumbre a dormir con luz ni con el ruido habitual del hogar.

Entre los ocho y nueve meses, el bebé puede volver a despertarse porque es el periodo en el cual empieza a reconocerse como un otro diferente a su mamá y reclama esa presencia por la angustia que le genera su ausencia, la separación. Es importante que durante el día los bebés mayores de ocho meses, que ya comprenden algo del no, lo experimenten; y que los padres aprenden a tolerar el llanto del bebé al no responder en forma inmediata a sus requerimientos. Ese tiempo de espera le permite al niño tolerar pequeñas frustraciones que son fundamentales en la crianza.

Consejos

Establecer una rutina

Lo ideal es establecer una rutina agradable antes de ir a dormir: luces bajas, música suave, baño, lectura de un cuento: algo que le permita al niño ir asociando ese estímulo con la hora de ir a la cama.

El horario de acostarse y despertar debe ser regular

Evitar la TV, cuentos atemorizantes y la actividad física enérgica una hora antes de irse a dormir (como pueden ser los juegos que lo excitan).

Acostar al niño despierto para que logre conciliar el sueño solo. Se pueden usar objetos que permanezcan con el niño toda la noche, como por ejemplo un osito o mantita.

No lo acostumbre a dormirse mamando, dándole el biberón, acunándolo, o paseando en el cochecito o en el auto, cuando se despierte y se encuentre solo, va a reclamar volver a esa situación. Es importante que el último recuerdo que tenga de la vigilia sea su cuna.

Acostarlo adecuadamente

El ambiente debe ser oscuro, silencioso, y la temperatura adecuada (sin abrigo excesivo).

Recomendamos acostar al bebe en su cuna, boca arriba, sobre colchón firme, sin almohada (esto disminuye el riesgo de muerte súbita).

Sus pies deben estar tocando el borde de la cuna (para que no se desplace), y sus brazos fuera de la sábana.

No fumar en la habitación, y procurar no hacerlo en toda la casa.

No es recomendable compartir la cama con el niño ya que existe el riesgo de aplastamiento, mayor cantidad de despertares nocturnos y otros trastornos.

Según las posibilidades de la familia, es conveniente sacar al bebe del cuarto de los padres entre los 6 meses, porque ya puede dormir varias horas de corrido.

Respetar los tiempos de cada bebé y cada familia

Si bien el dormir es un hábito que se aprende, no todos los bebés son iguales frente al sueño. Hay bebés más tranquilos, otros inquietos, llorones, más demandantes. Entonces puede ser que durante el sueño los bebés presenten distintas características como despertarse a la noche y requerir la presencia del papá o la mamá.

El bebé emite señales que la mamá tendrá que ir interpretando, poniéndole palabras: “tiene sueño”, “tiene hambre”, “quiere estar en brazos”.

Después de los seis meses, los niños ya no necesitarían despertarse por la noche a mamar, pero hay algunos que continúan haciéndolo. Sin embargo hay casos en los que despertarse varias veces en la noche, provoca en la mamá y el papá un malestar por el cansancio que le genera dormir entrecortado y tener que salir a trabajar o en el día ocuparse de otros hijos. Hay razones de índole personal, cultural o social para decidir qué hacer en cada caso

El colecho: un tema controversial

El colecho (dormir junto a sus padres en la cama) es un tema controvertido, algunas familias y pediatras lo consideran como algo “natural” y que el niño en algún momento, se desprenderá de sus padres y dormirá solo, dejará la cama cuando se sienta seguro y preparado para ello.

Más allá de esto, una realidad es que muchas familias no poseen el lugar para acostar a sus niños pequeños en otra cama o habitación.

Otra forma de pensar es que aproximadamente a partir del sexto mes se acostumbre a los bebés a dormir en su cuna, en otra habitación, considerando la necesidad de la separación beneficiosa para los padres y para los niños. Dormir en otra habitación generaría hábitos de independencia, límites y permitiría la intimidad de la pareja.

En los temas de crianza se recorre un camino entre las certezas y las incertidumbres. No hay un pensamiento único como verdadero.

Algunas reflexiones finales

Muchas veces los trastornos del sueño de los bebés son el reflejo de situaciones de angustia en la casa, conflictos familiares, de pareja, situaciones traumáticas o de stress.

La angustia que genera en la mamá reintegrarse al trabajo, por ejemplo puede traer algunos cambios en el dormir del bebé.

Cada familia busca la manera de resolver situaciones de diferentes modos, que no son ni mejores ni peores. Sí es importante que las parejas se pongan de acuerdo para beneficio de ambos, qué conducta van a tomar como la más adecuada.

Hay muchas alternativas de manejos posibles y aceptables, muy vinculados al concepto de crianza que tiene cada familia.